¡Despídete de la temporada de Caçots!

 

En estos días de abril, se acerca el final de la temporada de esta verdura tan típica del noreste español que lleva marcando su tradición gastronómica durante años. El restaurante en Utebo del Hotel El Águila y los restaurantes más típicos de la zona norte de Aragón y Cataluña disponen de varios menús para compartir donde los calçots serán el ingrediente protagonista hasta finalizar su temporada. ¿Por qué es una comida fundamental en esta zona?

Para entender la importancia de los calçots durante los meses de invierno y el principio de la primavera, debemos conocer su origen y cómo se cultivan. Los calçots son una variedad de cebollas tiernas cultivadas en invierno en la región de Aragón y Cataluña. Su cultivo se inicia en septiembre y finaliza en abril, pero es en febrero cuando alcanzan su máximo esplendor y son cosechados. Esto se debe a que, durante el invierno, estas regiones tienen una combinación perfecta de clima y suelo propicio para su crecimiento.

La palabra “calçot” proviene del catalán y significa “tallo”. Estas cebollas tiernas tienen un tamaño alargado y crecen en grupos, una encima de la otra, formando un tallo. Para obtener su característica forma, se debe a la técnica de aporcado, que consiste en ir cubriendo gradualmente las cebollas con tierra a medida que crecen, dejando al descubierto solo el extremo superior. Esto hace que el tallo se alargue y se blanquee, convirtiéndose en la parte comestible de los calçots.

La forma tradicional de comer calçots es a la brasa, pero antes de llegar a la mesa, deben pasar por un proceso de preparación bastante particular. Primero, se asan en la parrilla hasta que están bien carbonizados por fuera. Luego, se envuelven en papel de periódico para que se cocinen por dentro y se mantengan calientes. Una vez servidos en la mesa, se quita la parte carbonizada y se mojan en salvitxada, una salsa típica hecha a base de tomates, ajo, aceite de oliva y almendras.

Pero, ¿por qué se come los calçots en esta época del año? Aunque esta tradición se ha extendido a otras épocas del año, en Aragón y Cataluña se siguen respetando las fechas de cosecha y consumo tradicionales. Además, durante el invierno, el clima frío y la falta de variedad de verduras frescas hacen que los calçots sean muy apreciados en la mesa. También se cree que es una forma de celebrar la llegada de la primavera, simbolizando el renacimiento de la naturaleza.

Los calçots también tienen un valor social y cultural en estas comunidades. Su cosecha y preparación se convierten en una excusa para reunir a familiares y amigos en torno a la mesa o como reclamo para los visitantes que se quieran empapar de la cultura y se alojen en Hoteles en Lleida, apartamentos de larga estancia en Lleida, Barcelona, Tarragona, o las zonas más al noreste de Aragón. Se organizan cenas y festivales donde se consume esta verdura tradicional acompañada de buen vino, música y bailes típicos.

Además de su sabor, los calçots también aportan importantes beneficios para la salud. Son una excelente fuente de vitaminas A y C, así como de calcio, hierro y fósforo. También son bajos en calorías y ricos en fibra, lo que los convierte en una opción saludable para incluir en nuestra dieta.

En definitiva, la temporada de calçots en Aragón y Cataluña no solo es una tradición gastronómica, sino que también representa una parte importante de la cultura y la identidad de estas regiones. Así que, si tienes la oportunidad de probarlos en esta época del año, no dudes en hacerlo y ¡saborea esta tradición en vivo y en directo!

 

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