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Los tipos de interés son el precio que se paga por el dinero prestado. Cuando los tipos de interés suben, el coste de la financiación también aumenta, lo que dificulta el acceso al crédito para las empresas que necesitan liquidez para mantener o expandir su actividad.
Pero aún en épocas de tipos altos, es posible encontrar financiación para tu empresa. Te explicamos cómo y qué alternativas existen a la banca tradicional.
¿Por qué suben los tipos de interés?
Los tipos de interés son fijados por los bancos centrales, que son las autoridades monetarias de cada país o zona económica. Los bancos centrales suben o bajan los tipos de interés en función de la situación económica, con el objetivo de mantener la estabilidad de los precios y el crecimiento económico.
En los últimos años, los tipos de interés han estado en niveles muy bajos o incluso negativos, debido a la crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19 y a la necesidad de estimular la actividad y el consumo. Sin embargo, en 2022, el Banco Central Europeo (BCE) inició un proceso de subida de los tipos de interés, ante el aumento de la inflación y la recuperación económica. Esto ha provocado que en este último trimestre de 2023 nos encontremos los tipos de interés más altos desde la gran crisis económica de 2008.
La subida de los tipos de interés tiene un impacto directo en el mercado del crédito, ya que los bancos comerciales trasladan ese aumento a sus clientes, tanto particulares como empresas. Así, los préstamos se encarecen y se endurecen las condiciones para acceder a ellos, lo que puede suponer un obstáculo para la financiación de las empresas.
¿Cómo afecta la subida de los tipos de interés a las empresas?
La subida de los tipos de interés afecta a las empresas de diferentes formas, según su situación financiera y su dependencia del crédito. En general, se puede decir que la subida de los tipos de interés tiene los siguientes efectos:
- Aumenta el coste de la financiación: las empresas que tienen préstamos vigentes o que solicitan nuevos préstamos tienen que pagar un interés más alto, lo que reduce su margen de beneficio y su capacidad de inversión.
- Reduce la demanda de crédito: las empresas que necesitan financiación pueden verse disuadidas de solicitarla por el alto precio del dinero, lo que limita su crecimiento y su competitividad.
- Endurece las condiciones del crédito: los bancos aplican criterios más restrictivos a la hora de conceder crédito, como exigir mayores avales, garantías o porcentajes de financiación, lo que dificulta el acceso al crédito para las empresas, especialmente para las más pequeñas o las más endeudadas.
- Desincentiva el consumo y la inversión: la subida de los tipos de interés también afecta a los particulares, que tienen que pagar más por sus hipotecas y préstamos al consumo, lo que reduce su renta disponible y su capacidad de ahorro. Esto, a su vez, repercute en la demanda de bienes y servicios de las empresas, que ven disminuir sus ingresos y sus expectativas de negocio.
¿Qué alternativas hay a la financiación bancaria?
Ante la subida de los tipos de interés y el endurecimiento del crédito bancario, las compañías pueden buscar otras modalidades de financiación para empresas, siguiendo vías alternativas, que se adapten mejor a sus necesidades y que les ofrezcan mejores condiciones. Algunas de estas alternativas son:
- Financiación pública: existen diferentes organismos públicos, tanto nacionales como europeos, que ofrecen financiación a las empresas, especialmente a las que tienen proyectos de innovación, internacionalización o sostenibilidad. Por ejemplo, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) o el Fondo Europeo de Inversiones (FEI). Estas fuentes de financiación suelen tener tipos de interés más bajos y plazos más largos que los bancos, además de otras ventajas como carencias, bonificaciones o avales.
- Financiación privada: también hay entidades privadas que ofrecen financiación a las empresas, como fondos de inversión, sociedades de capital riesgo o business angels. Estas entidades suelen aportar capital a cambio de una participación en el accionariado o en los beneficios de la empresa, lo que implica ceder parte del control y de la propiedad de la misma. Sin embargo, también pueden aportar valor añadido, como asesoramiento, experiencia o contactos.
- Financiación alternativa: se trata de formas de financiación que no provienen ni de entidades públicas ni de entidades privadas, sino de otras fuentes, como plataformas online, redes sociales o particulares. Algunos ejemplos son el crowdlending, el crowdfunding, el factoring o el confirming. Estas fuentes de financiación suelen ser más flexibles, rápidas y transparentes que las tradicionales, y se basan en la confianza, la colaboración y la tecnología.
¿Cómo elegir la mejor opción de financiación para tu empresa?
No hay una única respuesta a esta pregunta, ya que cada empresa tiene unas características y unas necesidades distintas. Lo más importante es analizar la situación financiera de la empresa, el tipo de proyecto que se quiere financiar, el plazo, el importe, el riesgo y el coste de la financiación. A partir de ahí, se puede comparar las diferentes opciones disponibles y elegir la que mejor se adapte a los objetivos y a las posibilidades de la empresa.
Para facilitar este proceso, existen empresas que se encargan de buscar financiación tradicional o alternativa, como Gestae Asesores, que permiten acceder a una amplia oferta de productos de financiación para todo tipo de empresas y obtener una propuesta personalizada y gratuita en pocos minutos.